Durante estos años he escuchado a mujeres decir: “Esperé demasiado tiempo para tener un hijo y ahora ya es muy difícil”.

O incluso son otras personas las que lo comentan sobre una tercera: “Uy, se le ha pasado el arroz”.

El arroz pasado no tiene arreglo; se le olvidó a una el tiempo y ya está, inservible. Dejando a un lado que esta metáfora no me gusta especialmente, lo que leerás aquí es sobre la culpa.

Porque cuando una mujer dice o escucha estas palabras suele sentir mucha culpa. Y también tristeza y rabia, que son sus primas hermanas. Tristeza por lo perdido y rabia hacia una misma por haber esperado tanto.

Entonces, ¿Por qué esperamos las mujeres para tener un hijo y hay algo que podamos hacer con la culpa?

Algunas razones por las que esperamos

  • Laborales: acabas de entrar en una empresa y no sería el momento de pedir reducción de jornada, o la empresa va mal y no quieres arriesgar a que te echen (por desgracia bastante común hoy en día) o incluso al revés: te van a promocionar y si te quedas embarazada no tendrás posibilidades. En resumen porque la vida laboral toma prioridad
  • Económicas: si quieres criar a tu hijo y dejar de trabajar durante un tiempo, o pedir reducción de jornada, la economía familiar quedaría afectada y no todo el mundo puede –o quiere- adaptarse a ello
  • Porque aún no has encontrado la pareja adecuada – o ni siquiera una pareja
  • Porque ahora las mujeres pensamos que podemos tener hijos hasta avanzada edad: lo leemos en las noticias, vemos que las famosas tienen hijos a partir de los 40 y creemos que los altísimos avances médicos nos garantizan siempre el embarazo
  • Porque tenemos la creencia de que podemos controlar lo que pasa en nuestras vidas y por tanto programamos el tener un hijo cuando nos venga bien
  • Porque pensamos que no estamos lo suficientemente estables a nivel emocional o personal; que no podríamos aún responsabilizarnos de un hijo… o como se dice por ahí, que “un niño no puede tener niños”.

Vale, he esperado mucho, ¿Y ahora qué hago con la culpa?

Sigue adelante con tus planes de maternidad si los tienes. El tiempo no se puede recuperar, pero podemos cambiar la manera en que miramos los hechos, así que prueba a considerar esto:

  • Formamos parte de una sociedad a cuya presión y mandatos nos creemos inmunes, pero somos humanos y nos afectan. Es real la presión por producir más, por tener éxito, y por lo general hay poco apoyo a la maternidad en las empresas. Y además recibimos mensajes diciendo que podemos esperar. Es muy difícil librarse de su influencia. Si pospusiste tener un hijo por esta razón no te culpes, tú también eres parte de la sociedad y de la época que nos toca vivir y te afecta lo que en ella pase, aunque no quieras. No te culpes y lee el siguiente párrafo.
  • Cuando alguien pospone algo que de verdad desea puede haber un olvido de sí, de uno, de lo que de verdad a uno le mueve y quiere en la vida. Así que este es un buen momento y oportunidad para aprender del pasado y ver cómo atiendes tus verdaderos deseos y motivaciones. Fíjate en si dejas de escucharte por miedo o por opiniones y creencias de otras personas. Empieza a enfocar tu vida hacia lo que de verdad quieres.
  • Si una mujer no tiene pareja y desea tener un hijo también vive una situación muy dura y por lo general poco entendida por los demás. A la frustración de no ser madre se une la de no tener pareja. Es un duelo que vivir. Si el querer tener una pareja ha pasado de ser un deseo a ser una necesidad la persona tiende a considerarlo imprescindible y esto suele generar sufrimiento. Si ves que te pasa algo similar, un acompañamiento terapéutico puede ayudarte a gestionarlo internamente.

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(En las foto Coco Chanel, una gran mujer a quien se le pasó el arroz pero que vivió y creó con pasión)

  •  Suelta el sueño del control: creemos que podemos controlar casi todo lo que pasa en nuestras vidas. Hacemos esfuerzos para lograr lo que nos proponemos y decimos que “si uno quiere, puede”. Pero no siempre es así. Hay muchas cosas que no podemos controlar y suceden sin más, por mucho que queramos cambiarlas.
  •  Si decidiste esperar porque no te encontrabas lo suficientemente estable a nivel emocional, por un proceso personal (o incluso por razones económicas)… felicidades, no sé si lo hiciste bien o mal, pero seguro que pensaste en el bienestar de tu futuro hijo, y eso es muy maternal, así que no te culpes tampoco.

¿Y tú qué piensas? ¿Has visto, escuchado o vivido algo parecido o diferente? Si quieres compartirlo eres bienvenid@; me gustaría saber tu opinión.

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