Aquí está, ya tengo todo el kit para empezar el nuevo año:

1. Hucha metálica sin posibilidad de abrirse

2. Papeles de colores variados

3. Bolígrafo (este irá cambiando)

Este es un ejercicio para tener un buen año. Pero antes de explicártelo te cuento de qué no se trata, para que las cosas queden claras:

  • No se trata de ahorrar dinero y apuntar la cantidad acumulada. No es mi plan financiero para este año. Mi plan se basa en ser profesional y en la confianza que tengo en mi carrera como piscoterapeuta. Veo el camino, soy constante y busco la excelencia.
  • No se trata de escribir los propósitos de año nuevo, aquello que quieres cambiar, hacer diferente o dejar atrás. No me ha funcionado en estos 10 años que llevo más o menos atenta. El esfuerzo no me sirve. Me sirve la aceptación de lo que soy, el dejar de querer hacerme “cirugía de la personalidad” – como dice Joan Garriga – y aceptar todas mis partes. Luego las puedo escuchar y nos organizamos para salir del embrollo.

¿Para qué lo utilizaré entonces?

Terapia de agradecimiento

Apuntaré las cosas buenas que pasen en mi vida pero también las cosas malas que resultaron ser de gran ayuda. Y también aquello de repente descubro en mi pareja, en mis padres o amigos. Aquello que admiro y respeto.

Apuntaré lo inesperado, lo logrado. Pero también lo que ya estaba, la gente que fue un regalo, la frase que me inspiró y me ayudó a hacer algo diferente.

No voy a acumular más, pedir más o pedirme más. Voy a ver lo que ya está y a hacerle un hueco en la lata de metal.

¿Sabías que el hecho de reconocer lo bueno en la vida de uno y dar gracias por ello cambia los circuitos de pensamiento (es decir, que afecta a los neurotransmisores) reduciendo el miedo y los estados depresivos? Es una terapia eficaz y muy barata.

Pero hay que ser constante. Sólo necesitas esto y la determinación de ver lo bueno, en cualquier circunstancia.

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¿Te animas a hacerlo tú también?

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