Así que ya sueñas con levantarte por la mañana, ponerte los tacones y salir por la puerta hacia tu nuevo trabajo de relaciones públicas. Nuevo de trinca, nueva gente, incentivos, ¡divertido!
Crees que cuando lo logres serás feliz.
Pero puede que no tengas razón.
Hoy parezco la amiga negativa que llega a la fiesta para estropearla cuando estás bailando el mejor tema, ginc-tonic en mano. Nada más lejos de mi intención, ya verás.
Si alguna vez has pensado que serás feliz cuando adelgaces esos malditos 5 kilos, cuando esa persona se enamore de ti, cuando te cambies a una casa de 90m2 con ascensor o cuando te contraten en una buena empresa – porque tal y cómo estás ahora no acabas de estar bien – sigue leyendo, te cuento mi historia.
Comparto contigo lo que aprendí porque me ayudó y me sigue inspirando ahora, pero cada persona es un mundo y quizás a ti te vaya mejor vivirlo de forma diferente, tóma lo que te sirva y lo que no déjalo a un lado.
Mi historia
Puede que ya lo sepas: hace unos años yo quería tener un hijo, al principio con la intensidad “normal” – es decir, que no lloraba en el baño, hundida, cada mes que no llegaba.
Pero poco a poco empecé a desearlo más y más. Cuanto más tiempo pasaba más me angustiaba. Ahora sí lloraba en el baño, en el dormitorio y en la consulta de mi terapeuta. ¿Qué me está pasando? – me decía – ¿Por qué se ha convertido en algo tan importante?
Al cabo de un tiempo me di cuenta: en la idea de tener un hijo estaba poniendo expectativas muy altas.
Imaginaba que haría más fuerte mi relación de pareja, que sacaría mi mejor amor y que criarlo daría sentido a mi vida. Es decir, pensaba que yo estaría MUCHO MEJOR con un hijo que sin él.
Ese pensamiento me asustó.
Porque era poner mucha carga en algo concreto (en una personita además).
Aún antes de tenerlo sabía que algo estaba fallando. Así que, no sin esfuerzo, solté la ilusión de que un hijo me arreglaría la vida. Empecé a enfocarme en aquellas cosas que en el presente no me gustaban, de mí misma, de lo que hacía, de mi trabajo, de mis relaciones.
Pasaron los meses y aún deseaba tenerlo, pero ya sin angustia.
Prueba esto
Así que cuando estés buscando un trabajo nuevo, que llegue alguien a tu vida, lograr un éxito o cumplir un sueño sigue en ello, ¡claro que sí!
Sólo recuerda que si estás esperando que llene un vacío molesto, que alivie una gran insatisfacción o dé sentido a tu vida, al cabo de un tiempo no te va a funcionar.
Porque si esperas que haga eso seguramente te has perdido a ti mismo de alguna manera y crees que sólo algo externo te puede aliviar.
Y al final recuerda que pase lo que pase ya estás completo. Que puedes estar bien tal como eres y con lo que tienes.
Que puedes mirar hacia dentro y encontrar un lugar interno en el que todo está bien.
¿Te ha pasado a ti algo parecido? Si quieres compartirlo en los comentarios más abajo que gustaría leerlo.
Con cariño,
Para mí también lo que cuentas es una verdad, cuando he dejado de esperar que me llenen vacíos las cosas de fuera y que me cumplan las expectativas que tenía de ello………….y me he puesto en mí y en mis sensaciones y en contacto con mi cuerpo………tengo y siento más paz,
Gracias Cris!
Hola Asun,
¡Qué bien que estés en ello también! – porque cuando una lo siente hay más paz, como tú dices. Ojalá que este mensaje llegue a la gente.
Gracias por pasarte, un beso.
Hola!
Este articulo, me ha parecido muy interesante!
A mi me pasa, lo que supongo le pasa a mucha gente, que persigue cosas sin parar, supongo que para no tomar conciencia de lo que tiene, porque le asusta hacerlo, tiene miedo a encontrarse consigo mismo.
Os pongo un ejemplo, a mi me asusta mucho tener fines de semana en blanco y por eso propongo siempre planes, creía que esto iba a cambiar cuando me comprara mi casa y no tendría necesitad de huir, pero parece que no se ha arreglado la situación.
Al final, no queda mas remedio de aceptarse a uno mismo y aceptar lo que le rodea, pero a veces cuenta tanto…
Un saludo!
Carmen
Hola Carmen,
Creo que sí, que le pasa a mucha gente. Es como si lo que tenemos no bastara; o más bien como que cuando lo logramos no es tan maravilloso como pensábamos.
Escuché a un maestro budista decir que es como estar deseando ir a un hotel de 5 estrellas: cuando llegas te parece magnífico, pero al cabo de un tiempo tu mente vuelve a hacer lo de siempre. Vuelve a ver lo malo, a rechazar lo que no le gusta, frustrándose porque las cosas no son como pensaba y volviendo a imaginar algo mejor. Entonces el hotel se vuelve gris y de 2 estrellas. Creo que una salida es aceptar que hacemos esto casi por inercia y después practicar la ecuanimidad. Que ni tú mismo ni lo que te rodea es tan bueno ni tan malo como piensas.
Parece que tú ya te estás dando cuenta de que ni la casa ni los planes de fin de semana cambian la situación,así que ¡felicidades! – ya estás en ello. No es agradable darse cuenta ¿no? Por lo menos para mí tampoco lo fue.
Pero creo que este es el camino; el resto es un engaño que siempre quiere MÁS. Así que no te desanimes y sigue acompañándote.
¡Gracias por pasarte y comentar!
Un abrazo
Cris
El articulo es sumamente interesante: Hay varias ocasiones en la vida, que buscas salir de las situaciones incómodas, dolorosas e, inquietantes, huyendo de ellas, ¡¡lo haces casi siempre con salidas de casa!! amigas, cine, reuniones… Yo tambien he pasado por esta experiencia. Se fué una persona que quería mucho, sentía vacio, soledad, no sabia caminar sola. Hasta que comencé a enfocar mi vida meditando, escuchando, lo que mi cuerpo me decía, buscando la paz interior
Ahora me encuentro mejor, soy mi amiga, me quiero más.
Cristina; tus articulos me ayudan mucho. Gracias, Un abrazo
Hola Cruz,
Gracias a ti por lo que cuentas. Al leerte siento que hasta de esta situación, de perder a alguien muy cercano, se puede salir. Me inspiras. Un fuerte abrazo.
Cris
Hola Cris!
La verdad es que yo me encuentro en un momento de los más difíciles de mi vida, pero no soy capaz de buscar en mi interior… supongo que me da miedo lo que encuentro, por eso sólo me enfoco en lo exterior y es frustante.
Leyéndote sé que tienes razón… pero no consigo llevarlo a la práctica. Estoy en ello….creo
besos
Maria
Hola Maria,
Es que a veces, para dar el paso que dices de “buscar en tu interior” hace falta ayuda, una sola no puede, no ve.
Yo lo comparo a cuando vas conduciendo y sabes que hay un punto ciego en el retrovisor, en el que puede que venga un coche o no. Pero no lo sabes porque no lo puedes ver. A nosotros nos pasa igual; hay cosas que están en el punto ciego y por nosotros mismos no las llegamos a aclarar.
Yo te diría que, si estás frustrada, busques ayuda de algún terapeuta o psicólogo. Para qué pasarlo mal sola, ¿no?
Un beso
Cris
És un article molt maco i diu moltes veritats. Tot i així, jo he sentit tristesa, que hagi estat a través de la no-maternitat que hagis hagut de fer tot aquest aprenentatge. Jo l’he fet a l’inrevés a través de tot el que m’ha donat la maternitat he deixat d’explicar-me les mentides que m’explicava que hauria de ser la vida… sortir més, estar més prima, estudiar una altra carrera, un altra màster…. més reconeixement a la feina… a través de l’essèncial que m’aportaven els fills he descobert la connexió amb el meu cos i la pau dins del soroll. Els fills m’han fet reviure una a una les meves gestalts i anar sanant-les per ser més lliure per mi i també per ells. El valor de l’amor.
A cadascú la vida ens dona el que necessitem. És cert. Cada cop tinc més amigues que no tenen fills, grans dones sàbies que no han viscut aquesta part de la vida. I les valoro molt, i les admiro, doncs reneixen per elles soles.
Una abraçada
Hola Marta,
¡Qué bueno lo que cuentas!- que a través de la maternidad te dejaste de contar mentiras y te fuiste a lo esencial. Me ha gustado leerlo y me inspira, me hace serntir respeto por tu proceso y el de otras mujeres que lo hayan vivido así. Creo que la maternidad es una oportunidad preciosa de encontrarse con una misma. No lo sé, claro, pero me da la sensación por lo que veo a mí alerdedor. Me alegro mucho por ti.
Al final sospecho que da igual la circunsancia, con hijos una puede seguir mal y sin ellos también, lo que importa es lo que una hace con lo que nos toca vivir.
Gracias por tu comentario, me quedo también con lo que dices de las mujeres sin hijos, que renacemos por nosotras mismas ¡qué lindo!
Y, si de algo sirve, no estés triste por mi no-maternidad; ahora estoy en paz con ello y muy agradecida por las posibilidades que se me han abierto, entre ellas la de poder dar a otras personas, porque tengo más tiempo y energía, y la de conocer y hablar con mujeres, sin hijos o con ellos (como tú), con las que me siento parte algo más grande, compartiendo de corazón.
Un abrazo,
Cris
Hola Cristina. Como siempre muy interesante tu artículo.
Me quedo con “ámate a ti y a tus circunstancias ahora”.
“Recuerda que pase lo que pase ya estás completo. Que puedes estar bien tal como eres y con lo que tienes”. Creo que perseguir algo está bien, ayuda a avanzar y a mejorar también, pero sin dejar de valorar lo que uno es y lo que uno tiene, tener no en el sentido material, claro.
Hola Ricardo!!!
Hablas del fino equilibrio entre perseguir lo que deseas y valorar lo que ya tienes, ¿no?. De mantenerse ahí. Lección de maestros!! En eso estoy yo también.
¿Ves? Al final en los comentarios nos hacéis pensar más aún 🙂
Me alegra que interese el artículo y leerte por aquí.
Un abrazo
Cris