Por ejemplo, alguien lanza un comentario irónico sobre ti y tú dudas entre dejarlo pasar o plantarle cara. O un compañero de trabajo te contesta tarde a los emails y no le has confrontado aún.
Aunque cada situación es diferente, últimamente me viene a la cabeza una frase que yo nunca diría de esta manera, pero que Danielle Laporte, una escritora sin reparos a la que suelo leer, suelta tranquilamente: “No le aguantes una mierda a nadie” – Don’t take any shit.
O lo que es lo mismo: que nadie te tome el pelo, que nadie te falte el respeto.
Sí, es muy contundente. Sin embargo, quizás me digas que (a veces) lo mejor es no dar tanta importancia a estas situaciones
La opción de dejarlo pasar
La frase se me ha quedado enganchada un tiempo, como un chicle a la suela del zapato; no hace más que venirme al pensamiento cuando veo una situación incómoda entre dos personas, Don’t take any shit – me digo. Pero, ¿No deberíamos apartarnos de esa persona, aprender lo que nos toque y dejar pasar la tormenta?
Depende, creo que hay dos maneras de mirarlo.
Es cierto que la otra persona tiene su propia historia y que hace lo que quiere o puede, ¿No? Se trata entonces de aprender la lección (sobre ti y sobre el otro) y listo. Incluso se trataría, finalmente, de poder perdonar y seguir adelante.
O más aún, te diría, que hasta podríamos aplicar enseñanzas espirituales en las que renunciamos a ganar la batalla de los egos.
La opción de plantar cara
Sin embargo, ninguno de nosotros merecemos que nadie nos trate mal. Y por mal quiero decir muchas cosas. Es obvio que una persona está siendo agresiva cuanto te grita o te insulta, pero considera otras situaciones más sutiles.
Esto pasó hace un tiempo:
Te dan un mal servicio por algo por lo que has pagado
Una persona invalida tu manera de hacer las cosas o tu proyecto
Alguien, de forma repetida, no te responde o llega tarde
Cuando te intentan convencer con manipulación para que hagas algo
Y que te mientan es también, por supuesto, una tomadura de pelo
Reflexiones finales
Yo estoy comprometida a hacerme cargo de la parte que me toca en mis relaciones y a la vez he aprendido, con los años, a poner límites, a decir frases como: “No me hables así” o “Dime claramente qué te está pasando”. Además, desde la no agresión y la intención positiva, decirlo es también un acto de amor hacia el otro.
Sea como sea, cuando ya sepas que algo no te hace bien considera lo que dice Danielle, “no le aguantes una mierda a nadie” – Don’t take any shit; tenemos derecho a ser tratados con consideración.
¿Realmente, cuánto estás dispuesto a tolerar y cuánto vas a devolver al otro? Porque cada uno somos, al fin y al cabo, el guardián de nuestro hogar interno y el protector último de nuestro bienestar.
El turno es tuyo…
Puedes compartir tus pensamientos o lo que has vivido tú mism@ en los comentarios más abajo, eres bienvenido. Todos vamos en el mismo barco y al final, aprendemos unos de otros.
Un abrazo,
Por ejemplo, alguien lanza un comentario irónico sobre ti y tú dudas entre dejarlo pasar o plantarle cara. O un compañero de trabajo te contesta tarde a los emails y no le has confrontado aún.
Aunque cada situación es diferente, últimamente me viene a la cabeza una frase que yo nunca diría de esta manera, pero que Danielle Laporte, una escritora sin reparos a la que suelo leer, suelta tranquilamente: “No le aguantes una mierda a nadie” – Don’t take any shit.
O lo que es lo mismo: que nadie te tome el pelo, que nadie te falte el respeto.
Sí, es muy contundente. Sin embargo, quizás me digas que (a veces) lo mejor es no dar tanta importancia a estas situaciones
La opción de dejarlo pasar
La frase se me ha quedado enganchada un tiempo, como un chicle a la suela del zapato; no hace más que venirme al pensamiento cuando veo una situación incómoda entre dos personas, Don’t take any shit – me digo. Pero, ¿No deberíamos apartarnos de esa persona, aprender lo que nos toque y dejar pasar la tormenta?
Depende, creo que hay dos maneras de mirarlo.
Es cierto que la otra persona tiene su propia historia y que hace lo que quiere o puede, ¿No? Se trata entonces de aprender la lección (sobre ti y sobre el otro) y listo. Incluso se trataría, finalmente, de poder perdonar y seguir adelante.
O más aún, te diría, que hasta podríamos aplicar enseñanzas espirituales en las que renunciamos a ganar la batalla de los egos.
La opción de plantar cara
Sin embargo, ninguno de nosotros merecemos que nadie nos trate mal. Y por mal quiero decir muchas cosas. Es obvio que una persona está siendo agresiva cuanto te grita o te insulta, pero considera otras situaciones más sutiles.
Esto pasó hace un tiempo:
Te dan un mal servicio por algo por lo que has pagado
Una persona invalida tu manera de hacer las cosas o tu proyecto
Alguien, de forma repetida, no te responde o llega tarde
Cuando te intentan convencer con manipulación para que hagas algo
Y que te mientan es también, por supuesto, una tomadura de pelo
Reflexiones finales
Yo estoy comprometida a hacerme cargo de la parte que me toca en mis relaciones y a la vez he aprendido, con los años, a poner límites, a decir frases como: “No me hables así” o “Dime claramente qué te está pasando”. Además, desde la no agresión y la intención positiva, decirlo es también un acto de amor hacia el otro.
Sea como sea, cuando ya sepas que algo no te hace bien considera lo que dice Danielle, “no le aguantes una mierda a nadie” – Don’t take any shit; tenemos derecho a ser tratados con consideración.
¿Realmente, cuánto estás dispuesto a tolerar y cuánto vas a devolver al otro? Porque cada uno somos, al fin y al cabo, el guardián de nuestro hogar interno y el protector último de nuestro bienestar.
El turno es tuyo…
Puedes compartir tus pensamientos o lo que has vivido tú mism@ en los comentarios más abajo, eres bienvenido. Todos vamos en el mismo barco y al final, aprendemos unos de otros.
Un abrazo,
Es muy interesante su artículo y engloba directamente la importancia de la comunicación asertiva, respetar nuestros derechos pero al mismo tiempo respetar los derechos de los demás, es una forma de demostrar nuestra autoestima, el valor que tenemos y lo necesario de respetar el valor de los demás, haciéndoles ver sus actitudes inadecuadas de forma respetuosa, nuestras historias de vida nos llevan a desarrollar un caracter que muchas veces no es fácil controlar, pero cuando actuamos con firmeza y asertividad frente a los irrespetos de los demás nos estamos valorando y a su vez estamos dando un testimonio adecuado de cómo debemos reaccionar frente a ello, demostrar con el ejemplo es una de las formas más acertadas para promover el aprendizaje en las personas que nos rodean.
De acuerdo contigo Maricela!
Rescato el matiz que haces: nada mejor que demostrar con hechos cómo ser asertivo.
Un saludo.
Como es habitual Cristina me encantan tus artículos y coinciden muchas veces con las situación en las que me encuentro. Gracias
Yo estoy en un moento en la que estoy poniendo límites cada 5 minutos cuando nunca los he podido poner. Me cuesta muchísimo hacerlo y aunque no lo hago asertivamente si no que cojo la fuerza desde el enojo la rabia y el dolor que me produce la falta de respeto hacia mi persona, en el fondo me siento bien pues aunque cada 5′ intentan pasarme por encima sigo manteniendome firme y para mi es mi primer paso en poner límites.
Me encantaría poder ponerlos desde la calma y el amor pero ese es otro objetivo
Un abrazo
Hola Mar, me alegra que te gusten mis artículos (sobre todo porque te resuenen) y gracias otra vez por decírmelo. ¡Cuánta firmeza en tu comentario!, te veo muy fuerte 🙂 y me llega que te sientes bien. Genial, me alegro por ti. Debe ser un poco cansado, también, tener que ponerlos cada poco tiempo, pero ahí vas.
Poner límites conectando con el enojo y la rabia es una manera de arrancar. El enfado es una emoción que está “penalizada” (claro, según qué casos más vale regularla) pero tiene su función. Mira, también creo que poner un límite desde la calma está un poco sobrevalorado, se pueden poner límites desde el enfado, desde el dolor o desde la calma, siempre que nos respetemos a nosotros y al otro.
Un abrazo grande.