Las cosas no salen como queremos, ni mucho menos. Eso fastidia y nos estresa. Entonces llegamos los psicoterapeutas y aconsejamos que lo primero es aceptar los problemas y después, buscar una solución.

Sin embargo, en mi experiencia como terapeuta Gestalt y en la mía propia, he visto que cuando nos sentimos agobiados o preocupados, además de aceptar, hace falta algo más para llevar mejor la situación. Un cojincito en el asiento para que el viaje sea más cómodo. Poner la levadura en la masa, para que el ánimo suba igual que un bizcocho.

El artículo de hoy es una pequeña historia en cuatro partes sobre ese “algo más” que nos puede ayudar a pasar mejor el día cuando se tuerce.

1. El problema

El miércoles pasado mi moto decidió no arrancar. Bajé deprisa hasta una calle principal para coger un taxi y llegar a tiempo a la primera sesión de terapia; fue un poco estresante pero no mucho.

Al día siguiente, a las ocho de la mañana, mientras daba sorbitos a mi té caliente, llamé al seguro para que la grúa se llevara la moto al taller.

Después elegí darme una ducha de agua muy caliente también, porque cuando llueve, hace frío y tengo algún problema el calor me reconforta y me ayuda a pensar.

2. Lo soluciono pero me olvido de algo

Sin embargo, no hay cantidad de agua caliente que me arrastre el estrés de encima: hoy no tengo moto y muchas cosas que hacer… y vete a saber si la grúa llega a tiempo… Pero no pasa nada; ante el estrés sé pasar a la acción para quitarme presión. Así que cancelo algunos planes, decido quedarme a comer en el trabajo en vez de volver a casa a medio día y listo.

Pero incluso después de organizarme sigo incómoda y me pregunto: ¿No lo tengo todo coordinado? ¿Por qué aún estoy de mal humor?

Porque me he olvidado del elemento más importante.

La levadura de la masa. El cojín blandito.

3. Lo que sientes importa: el miedo

Me he olvidado de que la incomodidad o el estrés que sentimos cuando tenemos dificultades está hecho de emociones. Y una de ellas es el miedo.

En mi caso tengo miedo a que el día, sin moto, sea agobiante; para mí ir tranquila es fundamental. Miedo a que mañana la moto aún no esté arreglada y se repita lo mismo.

Mi historia no parece tan grave ¿no?, pero el miedo está en otras situaciones.

Tenemos miedo a perder la salud, el móvil, la casa, a los seres queridos. Miedo a que no puedas encontrar una solución a tu problema, miedo a que el proyecto en el que has invertido mil horas salga mal.

Miedo a que ese síntoma del cuerpo no se vaya nunca. Miedo a que un amor bueno no llegue nunca, miedo a que el amor que tenemos cambie.

Y peor aún: a veces tenemos miedo y enfado por ser nosotros los únicos responsables del problema en el que nos hemos metido.

Podemos buscar soluciones y atender los asuntos prácticos, pero si no atiendes a lo que estás sintiendo, al miedo o al enfado, nada va ser suficiente para calmarte.

4. El ingrediente básico: quererte en medio del problema

Estoy en el baño y me recuerdo todo esto que te estoy contando a ti. Voy a arreglar el problema, pero también necesito atenderme a mí. Así que me miro en el espejo empañado, respiro y me digo: “Frente a todos los problemas de hoy, hagas lo que hagas, quiérete a muerte”.

“Quiérete en cada momento del día, con cada respiración”. Que el campamento base para escalar mi día incómodo sea tratarme con suavidad.

Respiro con calma la sensación, la cercanía. La calidez de estar con la mejor compañía que podría estar.

Frente a toda adversidad, frente a cualquier problema voy donde haga falta, aprenderé y me haré cargo de lo que me toque pero voy desde la suavidad y la solidez de quererme sin condiciones.

Reflexión final

Ya no necesito ducha de agua caliente, ni té rojo humeante. Hace calor en mi pequeño reino y encontraré maneras en las que estar tranquila; tomo una respiración cada vez y al inhalar el mensaje: “Quiérete a muerte”.

A quererse aprende uno, de muchas maneras.

Quererse a uno mismo no es sólo una frase bonita que tomar de un libro de auto-ayuda y repetirte cada día; la sensación nace de dentro, no viene de fuera. Muchas personas no saben cómo hacerlo pero es posible. Cómo tú decidas recuperar el amor a ti mismo es una elección, pero no dejes de hacerlo, te garantizo que el viaje es mucho, muchísimo más cómodo.

El turno es tuyo…

¿Resuenas con alguna idea del artículo? ¿Cómo lo haces para quererte más? Házmelo saber en los comentarios más abajo (puedes hacerlos desde facebook o con tu email, como siempre).

Amor y suavidad para tu día,

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