Todos tenemos fortalezas. Cosas que se nos dan bien y que nos dan buenos resultados.

¿Conoces las tuyas?

Cada uno sabemos más o menos cuáles son (aunque sea secretamente) y dónde brillan más: cuando hacemos de padres, jefes, amantes… Personalmente me encanta tener en cuenta mis fortalezas y las de los demás porque son puntos de apoyo, campamentos base para escalar el Everest si uno quiere.

Pero, ¿sabías que una fortaleza, cuando se incrementa, se convierte en un punto débil?

Y si no, prueba a elegir una habilidad o talento y pregúntate, ¿qué ocurriría si se pasara de vueltas, si le inyectaras esteroides?

El peligro de las fortalezas.

Por ejemplo, “ser cuidador ” puede ser una bendición; pero si eres demasiado cuidador seguramente llegues a olvidarte de lo que tú necesitas, como poco. También puedes llegar a infantilizar al otro, por ejemplo, cosa que es más sutil.

¿Ves? Un punto débil.

Así que también me gusta tener en cuenta las debilidades porque son una guía para saber en qué NO debemos perder el tiempo, ya que seguramente el resultado será un desastre, para ti o para los demás.

En este artículo comparto un juego (un antídoto) que uso conmigo misma. Mira si te sirve para cuando te pasas de vueltas con algunas fortalezas; cuando uno se pone, por ejemplo, demasiado conectado al otro, responsable o analítico.

Para jugar sólo tienes que recordar esto:

No eres tan importante.

¿Te suena raro? Pues lee un extracto de un poema de Danielle LaPorte, lo vas a entender bien:


“El mundo seguirá si
:no te presentas a trabajar
:cancelas la reunión
:te quedas en la cama todo el día
:no firmas el contrato
:no contestas al teléfono
:no compruebas tu correo
:te marchas de la ciudad

Jefe, Número uno, Capitán, Presidente, el Líder
A quién le importa, sólo son negocios, piezas móviles, día tras día. Te pueden reemplazar.

Madre, Padre, Maestro
Aparte de los padres que crían solos a sus pequeños, tú no eres la única influencia en la vida de tus hijos. Puede que ni siquiera se queden cerca de ti cuando crezcan. Puede que nunca te den las gracias. Encontrarán su camino contigo o sin ti.

Amante, Pareja o “media naranja”
Reemplazable. Y ya se sabe, como pareja, puedes, sin lugar a dudas, ser mejorado.

Eres uno entre seis millones y medio. Una mota. Un parpadeo en el ojo de Dios, Un micro, nano, diminuto zumbido en los eones del tiempo y la inmensidad del espacio. La felicidad de los otros no depende de ti para nada – la de nadie. La personas pueden cuidar de ellas mismas como siempre lo han hecho.

Es muy probable que de aquí a cien años nadie siquiera mencionará tu nombre.

Solo estás de paso, y el tiempo vuela.

La vida seguirá contigo o sin ti.


Cuando le conté mi manera de verlo a un amigo me dijo: “¡Arg, qué deprimente!”.

Pero yo prefiero pensar otra cosa:

Prefiero pensar que no somos tan importantes. Que la vida sigue sin mí y la vida sigue sin ti. Que podemos probar a soltar ahora mismo lo que nos preocupa.

Que no necesitas esforzarte demasiado por nada ni nadie.

Que puedes dejar que las cosas sigan su curso – no te aferres a lo que ya no funciona, sigue el camino más fácil.

Puedes hacerlo, porque no eres tan importante (ni yo).

El mundo puede cuidar de sí mismo, como siempre lo ha hecho.

¿Cómo lo sientes al considerarlo así? Esto no es una declaración psicológica, es más bien un juego para el alma.

Jugar para soltar la importancia cuando nos pasamos de vueltas.

Aflojar, jugar, soltar.

Descansar.


¿Y a ti? ¿Te deprime o te ayuda? Si quieres, compártelo en los comentarios más abajo; eres bienvenid@.

Con cariño,

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