Lo que un escalador mutilado nos puede enseñar sobre los cambios que trae el coronavirus
“Nunca podrás volver a escalar” – le dijeron
Tommy Caldwell es un escalador de roca estadounidense muy conocido, uno de los mejores del mundo. En enero de 2015, Caldwell, junto con un amigo, logró la primera escalada libre del Muro del Amanecer de El Capitán, en Yosemite. Subieron por un lugar donde no había subido antes nadie en una de las escaladas en roca más duras que se habían hecho hasta entonces. Tardaron 19 días.
Tommy había entrenado muy duro y buscado cómo subir por donde no había ninguna ruta. Buscó y buscó durante más de un año, insistentemente, después de que su mujer lo dejara.
Cuando los dos amigos lograron escalar la parte más dura del Muro del Amanecer en 2015, Caldwell lo hizo con un dedo mutilado.
En su mano izquierda sólo tenía 4 dedos para agarrarse.
Tommy Caldwell
Cuando perdemos lo conocido
Tommy se cortó por accidente gran parte del dedo índice izquierdo con una sierra de mesa en 2001 y los médicos le dijeron que nunca podría volver a escalar, pero él no les hizo caso y se empeñó en volver a subir por las rocas como una araña.
Cuando empezó a intentarlo era descorazonador para su familia y amigos ver cómo se caía una y otra vez; el que hasta entonces había sido uno de los mejores escaladores del momento no podía escalar ni un pequeño tramo de roca. Se cayó cientos de veces.
Pero Tommy y su padre idearon un sistema de entrenamiento muscular para fortalecer sus otros dedos. Esto, junto con su paciencia y perseverancia le llevaron a poder subir tramos de roca cada vez más complicados. “Después de un tiempo tenía el meñique más fuerte que jamás hubieras visto”, dijo su padre.
Hasta que en 2015 hizo la escalada más dura que se conocía hasta la fecha, el Gran Capitán por un sitio nunca antes explorado.
Tommy Caldwell en el Gran Capitan en 2015
Cómo lo hizo Tommy: la resiliencia
Esta es una historia que me inspira; en tiempos de cambio y dificultades me gusta conocer la vida de personas que cayeron y se levantaron, que perdieron lo que era más importante en ese momento pero que encontraron una manera nueva de vivir.
La resiliencia es la capacidad que tiene una persona para adaptarse y superar las situaciones difíciles. Pero no sólo eso…
- La resiliencia es primero la capacidad de soportar la adversidad, de estar con ella y respirar lo que me pasa, sea lo que sea.
- Es también saber esperar, permitiendo que el camino se haga claro, con esperanza en mí, en mis recursos y en el apoyo que me dan mis relaciones.
- Es la capacidad de estar bien con la idea de que no volveremos a lo que éramos, porque la vida “normal” ya no existe y yo ya no soy el que era.
- Y es, finalmente, la capacidad que tiene la naturaleza de encontrar un nuevo camino, como una enredadera que se abre espacio entre piedras y ramas porque sigue viviendo.
Tommy (de verde) al llegar a la cima del Gran Capitán en 2015
Los cambios del coronavirus
Estamos sosteniendo y vislumbrando muchas dificultades en estos momentos en los que un virus ha cambiado y removido nuestro mundo conocido. Estamos confinados y hemos perdido nuestros planes. Algunas personas han perdido su salud. Muchas nos han dejado, han perdido su vida. Y nosotros las hemos perdido a ellas.
¿Vamos a poder recuperar todo esto? No siempre, es obvio. Para muchas personas esta crisis no es una roca que escalar, no. Será un tsunami que se ha llevado por delante su trabajo, su salud y su vida. No podemos negar esta realidad y hará falta mucho apoyo emocional, económico y social para seguir adelante.
Pero para el resto de las situaciones podemos recordar la historia de Tommy.
Nuestro turno: escalar nuestra montaña
Para el resto de las situaciones me atrevería a decir que estamos en la primera fase, soportando el shock, la pérdida y el miedo de pensar que “no volveremos a escalar nunca”. Como le pasó a Tommy cuando perdió su dedo índice.
Historias como esta quizá nos ayuden a recordar que la resiliencia es una cualidad del ser humano que le acompaña en los cambios y que, muy probablemente, ya está disponible dentro de nosotros, más de lo que pensamos.
Aunque volver a escalar quizás implique un cambio profundo, porque ya no soy el mismo.
Historias como esta quizá nos ayuden a cuidar nuestro cuerpo, a comprender nuestros pensamientos y nuestras emociones para que esa resiliencia pueda surgir. Conocernos, acompañarnos con amabilidad y firmeza y confiar en nuestros recursos sería un entreno como el que hizo Tommy para así empezar a contemplar la posibilidad de escalar nuestro Gran Capitán, sea el que sea.
Con nueve dedos… o quizá con todos.
El Gran Capitán
¿Qué reto es el que afrontas tú? ¿Cuál es tu Gran Capitán? Si quieres contármelo en los comentarios eres muy bienvenid@.
Nos vemos pronto.
Con cariño,
P.D. El documental que me inspiró y que cuenta la historia de Tommy está en Netflix, se llama “The Dawn Wall”. Aquí tienes el trailer:
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Cristina Enjuto
Soy terapeuta Gestalt, Master-Trainer en PNL y estoy formada en Psicoterapia Integrativa en el programa SAT de Claudio Naranjo. ¿Quieres saber cómo puedo ayudarte? Visita la pestaña “Servicios”.